jueves, 8 de julio de 2010

LA PICARESCA NACIONAL




"Dicen los cuentos populares que España es el país de la picaresca, el fiel reflejo de lo narrado en la obra "el Lazarillo de Tormes".

Un lugar donde la trampa, el pillaje y la sinvergonzonería están grabados a fuego en nuestro ADN. Puede ser una descripción dura, y puede que sea injusta por generalizada, pero basta ver cómo está respondiendo la sociedad española a los avatares de la crísis económica para tener una buena muestra de ese carácter ibérico, ancestral y ramplón que nos diferencia, para bien y para mal, de las culturas sajonas y nórdicas.

Me empieza a cansar ese slogan de que los ciudadanos no tenemos responsabilidad alguna en la crísis y que por lo tanto, no debemos pagarla. Como premisa es una media verdad peligrosa porque puede dar la impresión de que los errores que hayamos cometido como país se circunscriben unicamente al ámbito de la política; y esto es terriblemente equivocado.Yo diría que llegar a esta conclusión es el germen de la próxima crísis.

Este slogan facilón, a estas alturas cansino, se puede utilizar ciertamente como parapeto para señalar a aquellos que tienen la máxima carga en el origen de la situación económica que sufrimos. Servidor lo ha hecho. Pero no como un axioma absoluto, cerrado, no como una forma de terminar la frase en falso, no como zancadilla para alcanzar una explicación más profunda y detallada de lo que nos está sucediendo.

Es cierto, es veraz, es de justicia, afirmar que esta crísis se origina en Estados Unidos, en el mundo financiero, cosecha de la especulación a gran escala de la banca a merced de un grupo de desalmados desaprensivos. Podríamos hacer críticas a su vez a los estados, por permitir que el mercado campase a sus anchas, o sobre la conveniencia de unas políticas u otras, primero el estímulo, y después el recorte.

Podemos echar en cara a los gobiernos que reconociesen tarde la magnitud de la crísis. Y en el plano nacional, podemos debatir sobre si es mejor gastar dinero público o rebajar impuestos, si era conveniente hablar de desaceleración o recesión, si el gobierno transmite confianza ó si la oposición está preparada para tomar el relevo. Todo esto está muy bien pero nada cambiará (realmente) si los verdaderos actores de esta película, los ciudadanos, no aprendemos alguna lección y hacemos autocrítica. Es cansino, injusto, exasperante que la culpa de todo lo acontecido la tenga el gobierno central, el señor Zapatero. No existen más actores, más culpables que el señor de la zeja a los ojos de los ciudadanos.

Un solo dato nos da la pista necesaria para recordar de dónde venimos y lo que nos atenaza: el problema de España no es su deuda pública, de las más bajas en los países desarrollados, 20 puntos por debajo de la media europa.

El verdadero problema es nuestra deuda privada, la adquirida por nuestros bancos y cajas en forma de créditos a empresarios, autónomos, trabajadores y ciudadanos rasos, créditos que nuestros deudores ahora temen que no podamos devolver (usted, el vecino, yo, no el gobierno).

En resumen, los que tenemos el verdadero pufo somos nosotros, y los que empujados por la banca, hemos creado un enorme montón de mierda que ahora nos cuesta "padre" devolver. El que España sea hoy blanco de las especulaciones no viene tanto por una mala gestión del sector público, sino por una pésima gestión del sector privado, las decisiones empresariales, domésticas, particulares de los habitantes de este país.

Nos endeudamos más de lo que debíamos. Vivímos por encima de nuestras posibilidades. Ésta es una conclusión que reconocemos de carrerilla, a la ligera, para a continuación dar estopa al Zapatero de turno. ¿Por qué tenemos entonces a la población sublevada contra un gobierno que ha hecho mejor los deberes que nosotros mismos? ¿Y por qué sistemáticamente medio país contribuye al despretigio de España, e incluso se alegra del mismo como si la cosa no fuera con ellos?

Muchos ciudadanos han sido víctimas de los mercados, pero también de su propia avaricia. Puede que actuaran engañados, cegados por los bajos tipos de interés y por las facilidades que daban los bancos. Muchos españoles tomaron decisiones equivocadas, como meterse en la construcción sin experiencia previa, o invirtiendo los ahorros de toda una vida en comprar un par de pisos, con la expectativa de venderlos 3 meses después y sacarles una plusvalía. Estos ciudadanos son víctimas o verdugos según se mire. Tenían alternativas, podían haber llevado una vida más austera, más cercana y propia de su nivel adquisitivo.

Nadie puso una pistola a esos empresarios, trabajadores, ciudadanos, para que especularan con la vivienda. Ningún gobierno obligó a sus jóvenes a abandonar los estudios con 16 años para irse a la obra. Un largo etc que plantea serias dudas sobre el victimismo de la población. Muchos ciudadanos, incluso tuvieron éxito, aflorando el fenómeno de "las barrigas gordas", los típicos nuevos ricos horteras que tanto abundaron estos últimos años, y que hoy, maldicen su suerte culpando de no se qué a un gobierno, a todo el Estado. ¿Se puede tener más cara? Los que se daban la vida padre mientras nos miraban por encima del hombro, esos mismos.

¿Cuando van a asumir los españoles su responsabilidad en la parte que les toca? El gobierno como representante de los ciudadanos está sudando la gota para salvar al país de nuestras desastrosas decisiones como sector privado. Primero saliendo al rescate de éste cuando agonizaba, incurriendo el déficit, y hoy, trabajando por la solvencia de un país cuyos ciudadanos se endeudaron por encima de sus posibilidades. Los problemas actuales vendrían, pues, y hay que repetirlo, derivados de un aumento en la deuda del sector privado que no era en absoluto consistente con los fundamentos reales de la economía. En otras palabras, el nivel de endeudamiento crecía a un ritmo mucho mayor al de las rentas necesarias para pagar esas deudas. Españolitos y españolitas, el desastre, lo hemos creado entre todos. No se ha equivocado un gobierno, nos hemos equivocados todos, en nuestras decisiones colectivas e individuales. Alguién debería empezar a decirlo claro porque empiezan a abundar por la calle esos mismos barrigas gordas, clones de tertulianos de intereconomía, que se regodean en posibles rescates financieros, como si la gestión de nuestra administraciones, por muy mejorable que sea, hubiese sido tan pésima como la nuestra propia, la de empresarios y ciudadanos. Todos estamos en el mismo barco.

La España del pillaje, amoral y déspota de estos años resiste, pues piensa que la crísis no tiene nada que ver con ella. Así, en multitud de municipicios y regiones, todavía se eleva a los altares a los políticos corruptos. En Valencia, tienen un presidente imputado y rodeado por la Justicia, sin embargo, los ciudadanos premian su gestión (burbuja inmobiliaria, privatización del sector público, corrupción). Día sí día también se conocen informaciones sonrojantes que apuntan a malversiones de fondos públicos y otros delitos, un verdadero despilfarro que el ciudadano tolera e incluso defiende al mismo tiempo que, curiosamente, señala enfurecido y crispado que es un despilfarro ampliar las ayudas a los parados (los famosos 420 euros). El problema de España no es su clase política, son sus ciudadanos. ¿Qué mensaje reciben los políticos cuando roban y encima aumentan su apoyo popular? El rescate bancario que explica nuestro déficit público (muchos más que los planes de estímulo a la economía real) nace de los impagos de los ciudadanos, de la morosidad privada. Surgen de una primera irresponsabilidad, de los bancos que prestan mucho dinero a gente no demasiado solvente (subprime); pero el trabajador, el empresario, el autónomo que se endeuda y firma por encima de sus posibilidades. ¿No es también, un irresponsable? ¿o es también culpa de Zapatero que el negocio haya quebrado o que no me compren los pisos con los que me había "empufado"?

Señores, España es un país con una falta de ética y moral alarmante. Un país donde los empresarios declaran un nivel de ingresos inferior que el de sus trabajadores. Donde el fraude fiscal y el dinero negro son el pan de cada día. Un lugar recondito y paleto donde el currito echa la culpa al gobierno de que suba el euribor. Donde se hacen misas por el alma de un alcalde encarcelado por corrupto. Donde malversar se castiga con la pena de 4 años más de mayoría absoluta. Donde los Gil y compañía son el ejemplo a seguir porque "roban pero también dejan que los demás roben". España, donde la oposición va soltando disparates sobre la solvencia del país mientras abrazan la bandera y reparten carnets de buenos españoles. España, un país en el que no tener vivienda en propiedad te hace un desgraciado social. Un estado de las autonomías con 17 machotes y machotas en época de bonanza, pero con un solo presidente nacional cuando vienen las vacas flacas, un tal Zapatero que clonado (por 17 y por 8000), preside y gobierna cada comunidad, diputación y alcaldía de este país. España, necesitas un lavado de cara, porque te has convertido en el paraíso de la sinvergonzonería popular. Supongo que esto también será, culpa de Zapatero.

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