Este verano, hablando con un ex compañero de carrera que es asesor de ZP en el Ministerio de Economia y Hacienda, estuvimos discutiendo sobre si en un futuro iba a ser viable o no, nuestro sistema de pensiones.
En los últimos años se ha tratado de trasladar a los ciudadanos la idea de que el sistema público de pensiones tiene déficit y que, por tanto es insostenible.
Nadie habla del déficit de la Jefatura del Estado o de la administración de justicia, por ello, me llama la antención que esa expresión se utilice en el caso de bienes públicos como las pensiones, la sanidad o la educación por parte de quienes defienden que se reduzcan los recursos dedicados a financiarlos: si los ciudadanos oyen que hay déficit en estos servicios enseguida deducen que hay que recortarlos. Pero si oyeran que hay insuficiente presupuesto para financiarlos pensarían que hay que aumentarlos, pero claro, ese no es el efecto que se quiere causar, sobre todo cuando uno de los objetivos ocultos es ir privatizando poco a poco las pensiones públicas.
En cualquier caso, no es solo la expresión lo que está equivocado. Los análisis que se hacen para justificar la progresiva privatización de las pensiones públicas se hacen con muy mala baba o como dírian los eruditos " son tendenciosos" y carentes de fundamento científico.
Como cualquier otro bien o servicio que suministra el sector público, el sistema público de pensiones necesita financiación suficiente. Si se decide que se financie exclusivamente de los ingresos del Estado (como en el caso de las pensiones no contributivas) es preciso que se den las condiciones que pueden proporcionar los recursos suficientes. Y sabemos que esas condiciones son, entre otras, niveles adecuados de actividad económica y empleo, o instituciones fiscales eficaces y justas que eviten que las rentas se dilapiden o se concentren en pocas manos y, naturalmente, que exista una voluntad política firme para poder asegurar que los recursos necesarios para financiar el bienestar se dediquen a ello y no a lo que la clase política de turno más le interese..
Cuando las pensiones se financian mediante cotizaciones sociales (como pasa con las pensiones contributivas), se necesitan más o menos las mismas condiciones sobre todo para la capacidad adquisitiva de los salarios, puesto que las cotizaciones sociales son simplemente una parte de ellos. Entre ellas, que el empleo se presente en cantidad y calidad, que el nivel de salarios sea el adecuado, que las tasas de actividad no excluyan de las fuentes de ingresos a una parte fundamental de la población que quieran disfrutar de ellas, establecer límites a la desigualdad, etc...en fin, todas aquellas cosas que nos enseñaban en las clases de Economía Política en la facultad.
Las propuestas que tratan de convencernos de la inviabilidad de las pensiones públicas se basan en afirmar que va a llegar un momento en que las pensiones públicas van a costar tanto que no habrá forma de financiarlas.
La mejor prueba de que se trata de análisis manipulados y que tienen el rigor de una encuenta de adolescentes de la revista “super pop”es que de todos los que se han hecho en España (casi siempre financiados por entidades financieras privadas) vaticinando déficit en 2005, 2005 o 2010 ninguno ha acertado en sus previsiones (a pesar de lo cual sus autores siguen siendo contratados para que sigan elaborando otros nuevos con el mismo catastrofismo)..da que pensar esto, ya que es palpable que el objetivo principal de esas encuentas no es hacer predicciones sino que en la población, en la ciudadanía vaya calando el mensaje sobre la inviabilidad de un futuro sistema de pensiones público.
Casi todos estos estudios se basan en establecer, sin fundamento real alguno, que en un determinado año que nunca determinan con acierto se producirá una reducción en el crecimiento y que, por tanto, no habrá ingresos suficientes para una población pasiva que aumenta sin cesar. El razonamiento es manipulado porque, suponiendo que esa hipótesis fuese cierta, que no la es, la conclusión no tendría por qué ser que hay que acabar con las pensiones públicas. Si estas se consideran deseables por la sociedad, como efectivamente es lo que ocurre, la conclusión debería ser que se necesita dedicar más ingresos para financiarlas.
La cuestión no debe ceñirse simplemente en establecer lo que supuestamente costará financiar las pensiones públicas en el año X para afirmar a continuación que como entonces harán falta más recursos que ahora, las pensiones públicas serán inviables y que en consecuencia la gente deberá empezar ya a suscribir fondos de ahorro privados.
Yo creo, que habría que determinar cuál es el gasto necesario para financiar los servicios de bienestar que toda la ciudadanía (y no solo quienes pueden sufragárselos) desea y necesita para vivir dignamente y establecer entonces de qué manera se pueden obtener los recursos
De entrada, a bote pronto, hay una contradicción en ese planteamiento. Si se dice que no va a haber ingresos y ahorro para financiar las públicas, es decir, empleos, salarios, ingresos del Estado suficientes… ¿cómo se puede creer entonces que los habrá para que todos y cada uno de los ciudadanos financien la suya propia? La respuesta es que el análisis sin darse cuenta, asume que al renunciar a la financiación pública no todos los ciudadanos van a tener pensiones al acabar su vida activa, como efectivamente ocurre allí donde por diversas razones no hay un buen sistema de pensiones públicas.
Por ello, creo que el planteamiento debe ser otro. Hay que determinar cuál es el gasto necesario para financiar los servicios de bienestar que toda la ciudadanía (y no solo quienes pueden sufragárselos a partir de su propia renta) desea y necesita para vivir dignamente y establecer entonces de qué manera se pueden obtener los recursos para ello.
Pero este planteamiento no es el que realizan los políticos y economistas neoliberales y por economistas neoliberales no solo me refiero a los que el PP tiene en nómina, sino a los que el PSOE, tiene como asesores en el Ministerio de Economía o en este caso en el Ministerio de Trabajo e Inmigración, por poner un ejemplo, que quieren acabar con las pensiones públicas porque entonces tendrían que poner sobre la mesa un asunto que no les conviene reconocer: las políticas que ellos defienden son las que no garantizan que haya recursos suficientes para financiar el bienestar y concretamente las pensiones públicas porque son las que reducen la capacidad de generación de actividad económica, de empleo y de ingresos en nuestras economías. En este caso el mensaje que se trasmitiría a la población no sería " el sistema es inviable, sino, vaya panda de inútiles que no son capaces de hacer que se mantenga el sistema establecido".
Cuando los neoliberales afirman que las pensiones públicas son inviables lo que en realidad están diciendo es que no están dispuestos a modificar las políticas que se vienen aplicando en los últimos años y que son las que han limitado artificialmente la tasa potencial de crecimiento de nuestras economías y la creación de empleo decente porque están más interesados en mantener una pauta distributiva como la actual que privilegia de forma tan descarada al beneficio, aunque sea a costa de mantener los registros de la actividad económica en los niveles más bajos de los últimos decenios.
Lo que puede hacer peligrar las pensiones públicas es que haya crisis financieras como la actual que paralizan la actividad económica, una distribución de renta como la de los últimos años que hace más pequeño cada vez mas y sin parar el peso de los salarios, un empleo cada vez más precario, un sector público que tiene cada vez menos recursos, políticas fiscales cada día más injustas y menos equitativas... Y cuando eso ocurre, como ahora, la solución que conviene a la sociedad y no solo a los bancos que buscan quedarse con el ahorro de los trabajadores no puede ser renunciar al bienestar social (como quieren los ricos que pueden pagarse el privado) sino cambiar de políticas.